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Viagra: un amigo del momento

Por Evelyn Hormazábal, periodista

 

La famosa pastilla azul. Ese “buen aliado” para muchos hombres, apareció en el mercado hace ya 18 años, después de ser desarrollada por científicos británicos y comercializada por la compañía farmacéutica Pfizer, quienes en el primer año tuvieron ganancias por más de mil millones de dólares por ventas del Viagra. Una indudable y millonaria revolución en el rubro y una aparente “mágica solución” para aquéllos que vieron en esta píldora una verdadera luz para “funcionar” como siempre lo soñaron.

 

Es indiscutible que su consumo sirve para que los hombres mejoren momentáneamente tanto su calidad de vida sexual como sus problemas de rigidez, pues el fármaco es efectivo a la hora de dilatar los vasos sanguíneos, logrando que la sangre llegue de forma adecuada al pene y se produzca la erección. Sin embargo, también es irrefutable que no es el remedio para tratar la disfunción eréctil, muy por el contrario, el Viagra es sólo una solución parche para los reales problemas de erección.

 

“Además de ser un recurso provisorio que no ataca el problema en cuestión, el consumo del Viagra tiene consecuencias secundarias muy desagradables, como cefaleas, dolor de estómago, mareos, molestias musculares, visión borrosa, abombamiento, trastornos en la presión arterial y el corazón, entre otros”, señala el Dr. Juan De Armas Mendoza, médico cirujano y sexólogo de Medical Sex Center. Al mismo tiempo, el profesional asegura que su uso no cura en ningún caso la disfunción eréctil, ya que al suspender su consumo o acabarse el efecto, el paciente “vuelve a la realidad de su disfunción sexual”.

 

El Viagra se consume vía oral, tiene efecto en sólo horas y se vende sin receta médica, cualidades más que positivas y valoradas por sus consumidores. Y aquí recae otro gran problema: muchos hombres, desde jóvenes que recién comienzan su vida sexual o se sobre exigen en esta materia hasta adultos que padecen de otras enfermedades –como diabetes, hipertensión, problemas cardiacos, colesterol elevado, alcoholismo, tabaquismo, entre otras-, lo consumen de manera indiscriminada y sin supervisión médica. Quienes lo toman sin necesitarlo, se pueden convertir en dependientes, esclavos del fármaco o sufrir de un cuadro de priapismo, mientras que quienes tienen patologías de base como las mencionadas, pueden sufrir consecuencias fatales.

 

Consumir Viagra no está mal. Es más, muchas veces es un complemento muy bien aceptado para mejorar la respuesta sexual y la erección; sin embargo, esto no debes decidirlo tú, sino un médico sexólogo. Recurrir a un especialista en sexualidad es la solución más sana para conocer la razón de tu disfunción o insatisfacción con tu intimidad. Él definirá si tu vida sexual está teniendo algún inconveniente debido a un problema orgánico u psicológico, y podrá aconsejarte sobre el tratamiento médico adecuado a seguir. Si por el contrario, no sufres de ningún problema sexual pero quieres mejorar y potenciar tu sexualidad sin depender del Viagra, él también te educará y enseñará técnicas para conseguirlo.

 

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