Por Evelyn Hormazábal, periodista
Chile es uno de los países donde son más frecuentes los cuadros de depresión. Según un reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 17% de los chilenos sufre de esta enfermedad, una de las tasas más altas a nivel mundial. Esto, además de interferir en la vida cotidiana de quien la padece, la relación con el entorno, la sociedad y consigo mismo, también trae repercusiones en su vida sexual.
Cuando alguien tiene depresión, baja la motivación, aumentan los pensamientos negativos y hay menos ganas de hacer cosas que antes se disfrutaban. Por supuesto, la actividad sexual no se libra de eso. Fruto de la enfermedad, muchas personas no tienen ganas de mantener una relación sexual o íntima, dejando este ámbito de la vida en un plano totalmente ajeno o lejano. Incluso, hay casos en que la depresión es tal que terminan, consciente o inconscientemente, aislándose y alejando a la pareja.
Además de esta realidad que tiene relación directa con el estado de ánimo, hay un segundo factor que puede interferir en la sexualidad de quienes padecen de depresión. Nos referimos a los fármacos para curar la enfermedad conocidos popularmente como ANTIDEPRESIVOS.
Efectivamente, las disfunciones sexuales podrían aparecer con el uso de estos medicamentos. Estas disfunciones pueden ser: disminución del deseo sexual o libido baja, retardo orgásmico o anorgasmia, eyaculación retardada, problemas de erección, menor lubricación vaginal, dispareunia o dolor en la penetración. En el caso de los hombres, la disfunción eréctil sucede entre el 18% y el 35% de los pacientes depresivos; sin embargo, el porcentaje aumenta al 90% en depresiones muy graves, lo que no solo se debe a la enfermedad en sí, sino también a la inhibición del deseo sexual.
Pese a lo anterior, si tomas algún fármaco para la depresión y presentas alguna disfunción sexual, no te apresures en culpar a los antidepresivos, pues no todos tienen efectos en la sexualidad. Los problemas sexuales en un paciente con depresión pueden no ser causados por la depresión ni por el tratamiento, sino por otro motivo que justo coincida en el tiempo. Por esto, es fundamental que consultes a un especialista quien, previa evaluación, considerará los aspectos biológicos, psicológicos y de pareja para determinar si esto es así o no.
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