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Vaginismo, querer tener relaciones y no poder

Por: Dra. Magdalena Rivera Becker, Médico Sexóloga en Medical Sex Center

 

Quizás alguna vez han escuchado, como un posible mito, que hay mujeres que a pesar de querer tener actividad sexual se les cierra la vagina y es imposible la penetración. Puede parecer un mito más en torno a la sexualidad, sin embargo es un problema real y se llama vaginismo. Lamentablemente hay mujeres que teniendo un buen deseo e incluso una excelente excitación, se les contraen en forma involuntaria los músculos que rodean la vagina lo que impide la penetración.

Pero, ¿qué sucede en estos casos? ¿Cómo es que queriendo continuar se les aprietan los músculos con tal fuerza que se hace imposible seguir? Si bien lo que sucede es a nivel físico la causa de este problema es psicológica. Dentro de los posibles orígenes del vaginismo está el que la mujer haya sufrido algún tipo de abuso sexual y también la educación muy represiva en torno a la sexualidad. En los casos en que la violencia sexual es lo que ha generado el vaginismo este es una respuesta al trauma que ha ocurrido.

No obstante, existen casos en que no ha habido ningún problema de este tipo, sino que se debe a que en su infancia y adolescencia la mujer ha recibido una represión muy fuerte a su sexualidad. Mensajes tales como que el sexo es sucio,  que las mujeres que tienen actividad sexual son malas y que hay que mantener a toda costa la virginidad pueden ocasionar a la larga que el freno sea tan fuerte e internalizado que los músculos se contraigan a pesar de conscientemente querer.

 

Incluso hay casos en que la mujer, que ha decido postergar la actividad sexual hasta el matrimonio debido a sus valores y/o religión, se casa y a pesar de estar en una situación en la que considera que está bien hacerlo no puede debido esta dificultad. En muchos casos a pesar de no haber penetración puede haber actividades diferentes tales como caricias, besos y sexo oral, llegando incluso al orgasmo. Sin embargo, en algunas mujeres, el vaginismo puede asociarse a falta de deseo sexual y dificultades para alcanzar el orgasmo.

En relación a la frecuencia de este problema no existen datos chilenos, sin embargo a nivel internacional diversos estudios muestran que afecta entre al 1 y al 4 por ciento de las mujeres llega a tener vaginismo en algún momento de su vida. Lamentablemente muchas no consultan e incluso llegan a tratamientos de fertilización asistida siendo que más que infertilidad la dificultad es que nunca han tenido penetración y por eso no han quedado embarazadas. En numerosas ocasiones el miedo o la vergüenza de consultar hace que vivan muchos años con esta disfunción afectando su calidad de vida y la relación de pareja.

¿Qué hacer si sucede este problema? Lo primero es saber que, a pesar de lo difícil que pueda parecer, tiene solución y que idealmente se debiera consultar lo más pronto posible cuando se presenta, ya que de no tratarse puede terminar afectando la relación o generando secundariamente  una disfunción sexual en la pareja como, por ejemplo,  bajo deseo sexual ¿Cómo se trata? Se puede tratar, mediante terapia sexual,  trabajando sobre los efectos psicológicos de la violencia sexual o de una educación sexual muy represiva. A pesar de ser de origen psicológico en muchos casos es necesario además trabajar directamente sobre los efectos a nivel  de la musculatura, debido a que se ha acostumbrado a contraerse, mediante terapia kinesiológica especializada.

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